¡FEDERACIÓN, REPLANTEÁROSLO!
Aprovechando el partido atrasado
por la lluvia entre Montornés y Barberà, anoche me llegaron noticias acerca del
desarrollo de este encuentro, y no son muy positivos. Otra vez, y ya van
muchísimos partidos esta temporada, el Montornés no pudo acabar con 11
jugadores, de hecho ni acabaron el partido; se suspendió el “match”.
El partido estuvo marcado por un
gol tempranero, producto de un penalti que causó la expulsión del portero
local. 0-1 por delante en favor del Montornés, que tenía todo el partido por
delante para aumentar diferencias, aprovechando la inferioridad numérica rival.
No fue así, no fueron capaces de volver a marcar, y en el minuto 70 recibieron
la misma medicina de la que se habían beneficiado al inicio del partido:
penalti y expulsión. Ante la ejecución de la pena máxima, varios jugadores del
Montornés usaron la técnica que mejor se les da: la violencia. En ese instante
el terreno de juego se volvió un campo de batalla en el que jugadores,
entrenadores, árbitro y afición tuvieron un papel remarcable: la persona que me
ha ido informando de estos sucesos me comentó que los follones fueron
originados tanto en la grada como en el campo, y que luego todo se focalizó
dentro del césped. Varios aficionados y algún técnico del club del Vallès
Oriental, todos personas adultas, además de algunos jugadores y técnicos, fueron
partícipes directos de las peleas; partícipes directos de agredir a chavales de
16, 17 y 18 años. El colegiado tuvo que marchar corriendo ante la que se le
venía encima; suerte, por lo que me comentan, que el equipo local lo refugió en
el vestuario del Barberà, sino, a saber lo que podría haber pasado…
Mi opinión es clara, “que se
marchen ya”, pero no creo que la FCF lo acepte, aunque no es lógico ni
admisible que permitan tales actuaciones (18 expulsiones en 9 partidos, solo
tres de ellas a consecuencia de lances del juego y no de agresiones). Mi
opinión al respecto no se debe únicamente a estos sucesos, mis informaciones me
llegan sobre los enfrentamientos no son nada precisas y, por lo tanto, no puedo
hacerme una idea concreta de los hechos; sino que partido tras partido acaban
obteniendo los mismos resultados: peleas. ¡En nuestras carnes ya vivimos la
poca deportividad de este equipo! Igual que yo, millones de chavales juegan a
fútbol (o a cualquier otro deporte) con el objetivo principal del disfrute personal
por encima de los resultados (aunque también influyen y son importantes), y no
estamos dispuestos a tener que jugar con el miedo o la excesiva tensión por
posibles peleas. Llevo 12 años jugando a fútbol, ya he visto tantas cosas que
es poco lo que me pueda sorprender, y no estoy dispuesto a tener que ir a la
guerra en marzo, cuando juguemos en el campo del Montornés.
Por tanto, y a pesar de que haya
gente que pueda considerar las trifulcas como “nuestro pan de cada día” o como
la “salsa del fútbol regional”, el fútbol necesita gente valiente para
erradicar estas violentas artimañas.
¡FEDERACIÓN, REPLANTEÁROSLO!