sábado, 31 de diciembre de 2011

Esta es la salsa de nuestro fútbol ¡qué vergüenza!

Sábado 26 de noviembre del 2011
ESTA ES LA SALSA DE NUESTRO FÚTBOL ¡QUÉ VERGÜENZA!
Hoy no puedo hablar de fútbol, de hecho ni lo pretendo. Hoy solo tengo palabras de denuncia contra la violencia y de eso tratará la gran mayoría de mi actualización de hoy, pero primero os contextualizaré la situación.
Sábado 26 de noviembre del 2011, tres y cuarto de la tarde, a 45 minutos del partido Sant Fost - Montornés en el Camp de Futbol Municipal de Sant Fost de Campsentelles. Vestuario local, número 5; un equipo se reúne concentrado y acabándose de preparar para recibir las órdenes del entrenador y saltar al campo para calentar. “Bueno chavales, lo primero que os tengo que pedir es que empecemos 11 y acabemos 11. Los acabo de ver y son peores de lo que imaginaba. ¡Mucha cabeza!”. Esto nos dijo nuestro entrenador nada más entrar al vestuario. Sabemos y sabíamos que la mala fama del Montornés era por algo, lo vivimos años atrás en nuestras propias carnes, pero lo de este sábado se superó. En cuanto a que “son peores de lo que imaginaba”, mi entrenador se refería a carácter y forma de ser, no a calidad deportiva; nunca jamás hemos ni debemos despreciar a un rival en cuestión de que sean mejores o peores; en el fútbol puede pasar de todo y es totalmente acertado que no hay rival pequeño, por tópico que parezca.
El partido no empezó bien, en 5 minutos ya habíamos visto un gol en contra y a un Montornés ofensivo que nos privó de la pelota en todo momento. Pero como casi siempre, el gran esfuerzo de los primeros minutos del partido lo pagaron caro y les empatamos con un gol producto de una grandísima y veloz jugada individual, que no pudieron seguir debido al cansancio.
Aquí se acabó el fútbol y empezó la violencia: violencia fuera de las típicas patadas de fútbol que protegen nuestras “caras espinilleras de carbono”; fue violencia gratuita y a consciencia. Se vieron todo tipo de golpes e insultos por parte de un equipo que pretendía sacarnos del partido; en parte lo consiguieron, ya que nos marcaron el 1-2 en el último minuto de la primera parte justo después de una discusión entre varios jugadores; nos pillaron más pendientes de los follones que de evitar los goles. Uno de esos fui yo, que tras hacerle una falta a un contrario (fue una falta táctica, estaba “obligado” a hacerla, sino se hubieran plantado 2 contra 1 en nuestra área), éste se me encaró y me insultó; no pasó nada porqué rápidamente me alejé de la jugada y me desentendí de la discusión, pero no es lógico que tras una acción de partido (las faltas, depende donde y como, no son más que una táctica de juego) uno tenga que estar pendiente de que no le peguen, porqué si no llega a ser porque me fui rápido y porque un compañero suyo lo paró, hubiera llegado al descanso escaldado (con lo pequeño que soy, estoy para peleas…).
La segunda parte empezó muy fuerte, no en cuanto a fútbol, sino a juego sucio y bronco. A los 15 minutos, el colegiado expulsó, por doble amarilla, a un rival, después de haberse pasado todo el partido encarándose con unos y con otros. ¡Por fin algo de justicia! Pero esto no hizo más que encender la mecha de un equipo que, tras 8 jornadas, ya han recibido 8 cartulinas rojas, 7 de ellas por actos violentos u ofensivos hacia rivales o árbitro.
Esta expulsión nos vino de perlas, en poco tiempo ya habíamos igualado el marcador, pero pecamos de buenazos e infantiles (y de tener la boca muy grande), y se igualó el número de jugadores de ambos equipos en el terreno de juego tras una estúpida expulsión: un jugador del Sant Fost, harto de las continuas amenazas, insultos y dura violencia de los rivales, le protestó airadamente al árbitro por un escupitajo de su marcador (el escupitajo existió), con la consiguiente de ser amonestado con roja directa. No pretendo juzgar en absoluto al colegiado, todo esto no hubiera pasado si mi compañero se hubiera quedado callado y hubiera continuado la jugada (que, por cierto, fue cortada cuando ya habíamos llegado al área rival, con ocasión manifiesta de gol), pero me pareció una tremenda exageración la interpretación del árbitro, más aun teniendo en cuenta que se encontraba cerca y de cara a la acción poco ética y antideportiva del jugador del Montornés. 10 Minutos después ya perdíamos 2-4.
A partir de aquí ya no hubo más fútbol (si es que se puede considerar que hubiera habido algo durante el resto del partido): cada acción acababa con patadas, peleas y con jugadores “muertos” por el campo. Por fea y mal usada que parezca estar la palabra “muertos”, muchos jugadores rivales engañaron constantemente al árbitro sin disimulo alguno (recuerdo, como poco, siete veces que se tuvo que parar el cronómetro para atenderles, sin exagerarles, en un período no superior a 20 minutos): no me quejo del engaño y la pérdida de tiempo, yo soy un gran defensor de utilizar todo tipo de artimañas (exentas de violencia) para ganar los partidos sobre el terreno de juego y por eso me pareció lógico el teatro de los rivales, aunque también me parece obvio que si el árbitro se da cuenta de estas interpretaciones teatrales les amoneste; no fue así.
Bueno, entre pelea y pelea tuvimos tiempo de avanzar líneas y de ver una nueva expulsión para el Montornés. Tras esta jugada y hasta el término del partido apretamos mucho en busca de una difícil remontada, aunque la veíamos posible viendo nuestra positiva reacción en el terreno de juego y la superioridad numérica.
Ya nos faltaba, nada más, cinco minutillos más el añadido cuando el portero rival se autoexpulsó tras propinarle un golpe en la cara a uno de mis compañeros. ¡Penalti! Teníamos una clara oportunidad de meternos en el partido, si marcábamos la pena máxima nos poníamos un gol por debajo de Montornés y, a falta de un descuento que se preveía largo, teníamos opciones claras de sacar algún punto de este bronco partido: jugaban con dos menos y con un jugador de campo como arquero tras la expulsión de su portero; lo teníamos todo de cara, aunque si fallábamos el penalti ya nos podríamos despedir del partido. Por esta razón, por la seriedad, dificultad e importancia del momento, los nervios y tensión en los banquillos eran visibles, sobretodo por mi parte, que ya ni sabía si quería mirar o no: debo reconocerlo, soy un nervio en los banquillos y la situación me superaba. Por fin lanzamos el penalti y ya, por suerte, teníamos los puntos a tocar, aunque a pesar de que el descuento fuera muy largo, nos faltó tiempo. Des de que nos pusimos 3-4 en el marcador no paramos de atacar, pero nuestro gol no llegó; el suyo, sí. Tras un saque de esquina en que nuestro portero subió a rematar (había que agotar los últimos cartuchos), el Montornés nos cogió la contra y, con un solo defensor y sin portero, el gol era evidente.
3-5; final y malos impulsos. En la celebración del gol, tanto jugadores como uno de sus entrenadores mostraron su falta de deportividad (por si no había quedado claro en el transcurso del partido) viniendo a celebrar el gol al lado de nuestro banquillo y diciendo grandes frases como: “toma, que os den por c…”, “hijos de p…” o “que malos que sois, cabr....”. Insisto, ¡uno de sus entrenadores, también! Nosotros preferimos pasar de todo tipo de provocaciones, pero todo tiene un límite y, tras finalizar el encuentro, mientras nos dirigíamos a los vestuarios, los insultos continuaron hasta que todo terminó en una batalla campal. Por suerte duró poco.
El inicio de esta pelea no lo conozco de primera mano, pero todo pasó de una manera similar a esto: nada más finalizar el partido, ambos equipos íbamos rápido i directos a los vestuarios, el ambiente fue tan caldeado que no teníamos ganas ni de darnos la mano (gesto deportivo que suele y debería ocurrir siempre al final de todo tipo de competiciones), aunque un par de descelebra…(prefiero guardarme lo que pienso acerca de estos individuos) fueron directos hacia un compañero mío a insultarle y provocarle. Tantas malas palabras y acciones hubieron, que cuando yo me di cuenta ya estaban 4 contrarios rodeando al jugador del Sant Fost; uno le dio un puñetazo en la cara a mi compañero y, vista la situación, no me quedaba otra reacción posible que la de defenderlo. Fue lo que hice; salí corriendo a sacarlo de ahí, pero me busqué más follones: tras empujar a un rival para evitar que volviera a pegar a mi compañero, este se giró y vino directo hacia mí con el puño en alza; en ese momento “vi mi vida pasar” (con la diferencia de cuerpo entre uno y otro, tenía las de perder), aunque me envalenté y me vi capaz de lo que fuera; por suerte, un jugador del Montornés evitó el puñetazo que estaba apunto de recibir y yo no tuve más que salir corriendo con mi compañero hacia fuera del campo.
Cuando salí de ese barullo, me di cuenta que esa pequeña pelea no fue más que el inicio de todo lo que estaba por venir: estaba a mitad de campo, llegando a la línea de banda dirección las gradas, y mirara donde mirara había gente pegándose; decidí dejar de mirar para no enfurecerme más, tras un partido tan intenso estaba lleno de rabia. Lo último y superior a todo lo anterior fue el empujón e intento posterior de puñetazo del entrenador rival a un jugador nuestro; por suerte los padres de los jugadores santfostencs que acudieron al partido evitaron que llegará a mayores. En 5 minutos un campo de fútbol se convirtió en un campo de batalla en el que todos tuvimos nuestros más y nuestros menos, pero gracias a Dios en 5 minutos todo se diluyó. ¿Qué hubiera pasado si hubiera durado más? No lo sé, aunque cosas peores me han tocado vivir.
Por eso, y tal y como mucha gente piensa: ESTA ES LA SALSA DE NUESTRO FÚTBOL ¡QUÉ VERGÜENZA!

sábado, 3 de diciembre de 2011

¿Bilbao-Barça? ¡A mí no me satisface perder!

19 de noviembre del 2011
¿BILBAO-BARÇA? ¡A MÍ NO ME SATISFACE PERDER!

Hace más bien poco tiempo que disfrutamos de todo un partidazo de fútbol, un clásico en toda regla del fútbol español, un partido entre dos de los tres únicos equipos que han persistido las más de 80 temporadas que lleva la liga de primera división en función: Athletic Club de Bilbao contra Fútbol Club Barcelona. El partido fue mejor de lo esperado; idas y venidas continuas de ambos equipos. Fue un partido loco en el que los visitantes, en teoría favoritos, fueron a contracorriente desde el minuto 20 de partido. Estas ganas de ganar por parte de ambos equipos dejaron ver un partido de fútbol brillante y magnífico. Pero a pesar de que muchos expertos trataron el encuentro como el mejor de lo que llevábamos de temporada, no creo que los jugadores y aficionados culés salieran satisfechos.
Toda esta historia viene relacionada con el partido de este sábado, Barberá - Sant Fost; un partidazo de fútbol, aunque por desgracia no pudimos ganar.

El partido era muy especial para mí, fue uno de los primeros en marcar en el calendario, ya que tenía muchísimas ganas de enfrentarme al entrenador rival, un antiguo entrenador mío y alguien con quien siempre he tenido una relación estupenda. Nos alegramos muchísimo de vernos y estuvimos hablando, antes y después del partido: ¡esto es deportividad!

Dejando de banda todas mis ganas por jugar ese partido y por ganarlo, por supuesto, el aficionado al fútbol, aquel a quien le gusta ver fútbol y lo entiende más allá de ser de un equipo o de otro, disfrutó a más no poder de ese partido. Desde el inicio del encuentro hubo rápidas internadas a las áreas por parte de los dos equipos; nos enfrentamos dos de los pocos equipos de la liga que manejamos y trabajamos la disposición táctica, eso se nota a simple vista.

No empezamos demasiado bien el partido, en 15 minutos ya se habían pedido dos penaltis a favor del Barberà, a partir de uno de los cuales (el único que señaló el colegiado) estrenaron el marcador. Teníamos todo un partido por delante para remontar esta adversidad, pero sus veloces extremos hicieron pensar que llegaría antes su gol que el nuestro. La primera parte se nutrió de mucho fútbol, llegadas al área por todos los lados y claras ocasiones de gol, aunque hay que decir que ellos crearon muchísimo más peligro y tuvieron ese punto de chispa que nos faltó a nosotros.

El descanso llegó y con él las caras largas; veíamos difícil la remontada, pero sabíamos que éramos capaces de eso y de mucho más. A todo esto se añadió el hecho que un compañero del Sant Fost, uno de los medios, se lesionó y tuvo que cambiarse antes de tiempo, y lo sustituyó otro compañero que estaba tocado físicamente; no estábamos convencidos de que pudiera rendir con las molestias que padecía, pero lo hizo genial e igualó el encuentro a los 20 minutos de la segundo parte tras un saque de esquina muy bien lanzado al primer palo. Con 1-1 en el marcador nos encerramos atrás y, erróneamente, nos fijamos más en amarrar nuestro puntito que en buscar dos más, de tal forma que, metidos en nuestra propia área, acabaron por marcarnos el gol de la victoria. ¡Una pena para un partido tan bueno!

Bueno, por desgracia, al final del partido, en el descuento, tuvimos unos encontronazos entre jugadores de ambos equipos, pero son cosas del fútbol, siempre que sean con moderación; en este caso, hubieron jugadores que se discutieron y gente que separó e intentó evitar las pelas tanto de un equipo como del otro, realmente se agradece que los propios jugadores de un equipo intenten evitar peleas de sus compañeros; todos podemos tener un día cruzado y desembocar en actos violentos, pero si tienes quien te intente calmar y no animarte a la violencia lo acabarás agradeciendo (como poco yo lo agradezco), y esos son gestos que hacen piña en un equipo.

Finalizado el partido, estuve charlando un rato con mi exentrenador; a pesar de que el partido estuvo caldeado en algunos momentos, nos olvidamos de todo y nos felicitamos; nos felicitamos por todo, lo típico de dos viejos conocidos que hace tiempo que no se ven. A día de hoy espero con muchas ansias el partido en que nos toque recibirlos en casa, ya tengo ganas, pero antes nos queda un larguísimo recorrido; espero que bonito, feliz y satisfactorio, más satisfactorio que este último partido. A muchos les recordó ese gran partido mentado anteriormente, pero yo tengo mi propia reflexión acerca de estos halagos: ¿BILBAO-BARÇA? ¡A MÍ NO ME SATISFACE PERDER!

jueves, 24 de noviembre de 2011

Sant Fost 1-1 Santa Eulàlia de Ronçana: “SANT FOST, DE VUELTA A LAS ANDADAS”

SÁBADO 12 DE NOVIEMBRE DE 2011

“SANT FOST, DE VUELTA A LAS ANDADAS”

Ya llevábamos unos partidos alejados de la típica imagen del Sant Fost, la imagen que ha dado el equipo toda la vida, des de que lo conozco, a excepción del año que ganamos la liga y un par de temporadas más. Pero Santa Eulalia nos hizo recordar estos tiempos de antaño, estos tiempos en los que gozábamos del fútbol por encima de lo que hiciéramos dentro del campo: ahora nuestro disfrute se alimenta fundamentalmente de los resultados (no es cuestión de ganar siempre, sino de jugar de una determinada manera con regularidad).
Personalmente, volví al lugar en el que acostumbré a ser asiduo la temporada pasada (y la anterior y la anterior…): el banquillo. Estaba claro que tras el nefasto partido que hice la semana anterior, necesitaba un toque de atención, y así fue. No os penséis, de todas formas, que pasara más tiempo fuera del campo que dentro en épocas pasadas, no; simplemente que, al ser chiquitito y peleón, siempre he tenido las características perfectas para ser un gran revulsivo (quizás mi técnica y calidad futbolística también han sido determinantes para no ser siempre titular). Realmente, nunca es agradable ver el partido medio metro fuera del campo, pero el entrenador decide, y personalmente me merecía esto.
El partido empezó de la mejor manera posible, en 5 minutos tuvimos 3 o 4 ocasiones muy manifiestas de gol, pero la suerte no nos acompañó, y en el minuto 6 de partido encajamos un gol totalmente evitable: vino precedido de una falta intranscendente e innecesaria, y acabó colándose en la red después de unos fallos de marcaje (otra vez gol a pelota parada, ya llevamos varios esta temporada y hay que mejorar muchísimo; esta semana en entreno nos tocará trabajar este tipo de jugadas).
Tras ese gol se acabó todo nuestro fútbol, hicimos un partido malo, nos faltaron ganas y sangre: perdimos los puntos porqué ellos iban a por todas, lucharon todas las pelotas, y nosotros no. Como todo el mundo del fútbol conoce y habrá oído miles de veces, “el fútbol es un deporte de hombres y hay que echarle un par de huevos”: sí, sí, esta fase prehistórica y troglodita describe claramente que nos faltó mucho valor y predisposición a jugar al fútbol, a pesar de ser un poco retrógrada. Uno de nuestros delanteros, el máximo goleador en lo que llevamos de temporada, se pasó más tiempo defendiendo y presionando en nuestro campo que atacando, ejemplo de que no todo el equipo estaba cumpliendo con su misión y que eso acaba perjudicando a todos. Por fin acabó la primera parte y por suerte solo perdíamos 0-1.
El descanso dio para mucho. Todos los integrantes de la banqueta estuvimos calentando y recibimos las últimas órdenes del míster y todas las fuerzas de los compañeros antes de empezar el segundo tiempo. Y en el vestuario nuestro entrenador debió darles una charla muy intensa, porque cuando volví al vestuario para preparar los últimos detalles (beber agua, animar a los compañeros, cumplir con mis pequeñas supersticiones…), me encontré un vestuario 100% concentrado; en todo el partido no habían estado así. Por fin parecíamos un equipo de verdad, más cuando antes de que el árbitro pitara el inicio nos juntamos los 11 jugadores y el entrenador y charlamos en medio del campo, nos animamos unos a otros e hicimos nuestro cántico de antes de los partidos. No nos sirvió de mucho: seguimos con la misma tónica de la primera parte.
En la segunda parte, es cierto, recuperamos mucho terreno perdido, presionamos más y mejor y no notamos en exceso la insaciable presión de ellos: nuestro gran estado de forma nos está ayudando muchísimo para sacar adelante los partidos. A pesar de todo esto, los delanteros rivales tuvieron la sentencia en varias ocasiones, pero fuimos nosotros quienes, tras una gran jugada, hicimos llegar el balón a la meta rival: 1 a 1 y final de partido (marcamos el empate a falta de 10 minutos para la conclusión del encuentro, y ya no ocurrió nada más interesante).
Las sensaciones no fueron nada buenas, pero por lo menos sacamos un meritorio empate a uno contra un gran rival como es Santa Eulàlia de Ronçana. Ahora hay que empezar a reflexionar si queremos seguir el tono de este partido o si queremos volver al ritmo de nuestros grandes partidos. Prefiero, sin duda, los grandes partidos, aunque ya hay muchas voces que dicen: “SANT FOST, DE VUELTA A LAS ANDADAS”.

jueves, 17 de noviembre de 2011

Molletense 2-1 Sant Fost: ¿NO ÉRAMOS LOS REYES DEL MAMBO? ¡QUIZÁS NO!

SÁBADO 5 DE NOVIEMBRE DE 2011

¿NO ÉRAMOS LOS REYES DEL MAMBO? ¡QUIZÁS NO!
La temporada iba bien, mejor de lo que podríamos haber imaginado, a pesar de esa derrota tan dolorosa de Martorelles: íbamos terceros con 9 puntos de 12 posibles. Veníamos de jugar dos partidos espléndidos, nos llovieron miles de felicitaciones, pero nos pusimos (nosotros mismos) una presión innecesaria; nos pusimos la vitola de favoritos, aparte de las ansias de querer ganar el siguiente partido, ante la Molletense, “sin bajar del autocar”.
La semana fue muy buena, estábamos terceros en la clasificación por puntos, pero primeros por moral y felicidad. ¡Seguro! El problema es que había que ganar, y eso no es nada fácil, mucho menos ante el equipo y en el campo en el que teníamos que jugar. ¡LA MOLLETENSE! A más de uno, a todos los que hemos tenido el placer de jugar ahí, se le vendrá a la cabeza, seguro, la imagen de un partido duro, brusco y tosco. Lo que queda claro es que siempre son y han sido un equipo conflictivo, pero si, además de eso, lo combinan con buen juego y con un estado del terreno de juego deplorable, el optimismo disminuye con facilidad, mucho más cuando te encuentras enfrente una presión muy correosa, que rompe todo tu juego de toque y salida con balón desde atrás, contra la que no sabes cómo actuar.
Al  descanso llegamos con dos tantos por debajo, 2-0 para los locales y con el difícil reto de remontar el encuentro. En busca, como dirían muchos, de una idílica remontada (aunque después de remontar cuatro goles adversos la temporada pasada ante el Parets en 20 minutos y acabar consiguiendo un heroico 5-4, sabíamos que éramos capaces de sacar el partido adelante y salir vencedores), nos plantamos, des del primer minuto, en el área rival. Primera ocasión, la pelota rebotó en el palo después de un centro-chut de un compañero y, después de pasearse por encima de la línea de gol, salió hacia fuera. Empezamos fuertes, y cada vez fue a más, hasta que en el minuto 62 nos sacamos un gol de la nada: teníamos media hora en la que había que darlos todo, como poco, para empatar el partido. Aunque, todo sea dicho y no como excusa, el árbitro no ayudó al buen cumplimiento de las normas, y en general nos perjudicó a nosotros. Solo quiero destacar el penalti que nos señaló en contra poco después de que hubiéramos reducido las distancias en el marcador: el delantero rival cayó dentro del área y el colegiado señaló pena máxima, todo sin darse cuenta ni hacer caso a nuestra protestas; el defensa más cercano estaba a más de un metro de distancia y fue materialmente imposible que le hubiera hecho falta; el único comentario que se me pasa por la cabeza acerca de la actuación arbitral, específicamente sobre esta acción, es que debió ser un gran fan del surrealismo abstracto; todo queda dicho. Por suerte nuestro portero nos salvó los muebles y se paró el penalti: fue un auténtico paradón de un penalti realmente muy bien lanzado. Poco a poco se iban acercando los minutos finales de partido, y, en busca de tan ansiado, nuestro entrenador decidió apostar por una defensa de 3, una media de 3, y 4 delanteros delante: fue muy arriesgado, pero no teníamos nada que perder y un puntito que ganar; lo intentamos de todas las manera pero no pudo ser y el gol no llegó.
A pesar de una segunda parte de fútbol muy ofensivo y de gran juego de toque, nuestros dos grandes errores defensivos de la primera parte nos decidieron el partido. También es cierto que muchos se daban por los próximos campeones de liga, y yo me sigo preguntando ¿NO ÉRAMOS LOS REYES DEL MAMBO? ¡QUIZÁS NO!

Sant Fost 7-1 Sentmenat: SI ESTOY SOÑANDO, POR FAVOR, ¡NO ME DESPIERTEN!

SÁBADO 29 DE OCTUBRE DE 2011

SI ESTOY SOÑANDO, POR FAVOR, ¡NO ME DESPIERTEN!

Veníamos  de una semana muy buena, ganar de la manera que lo habíamos hecho te da todo lo necesario para disfrutar de los entrenamientos de la semana. Y a eso nos dedicamos, a trabajar, trabajar y más trabajar con una sonrisa entre los labios. Nos lo habíamos ganado, habíamos demostrado tener el poder de ser los mejores y, a la vez, en otros partidos una panda de “coleguillas de barrio” jugando en el patio del colegio. Esta vez habíamos cambiado hacia mejor, habíamos progresado y nos habíamos reencontrado con el gran fútbol (incluso superándolo) que la temporada pasada acostumbramos a mostrar en las segundas partes (sobretodo, a final de las segundas partes).
No fue un partido fácil, nos presionaron muy arriba y nos costó salir con el balón jugado, pero poco a poco se fue ajustando todo a su medida: empezamos a hacer un gran juego de posesión combinado con rápidas internadas al área rival, con la consiguiente de los siete goles marcados, y ellos dejaron de presionar tanto debido al gran esfuerzo físico que sufrieron para intentar contrarrestarnos; no lo consiguieron.
El partido terminó, igual que en el único partido de la temporada en nuestro campo hasta entonces, 7-1 con victoria nuestra, el Sant Fost, sobre el Sentmenat. Uno de los tantos aspectos positivos del partido fue la repartición de goles, se marcaron 7 goles entre 5 jugadores, de manera que callamos tantísimas bocas que decían que solo teníamos un goleador en el equipo.
Es totalmente gratificante acabar estos partidos, a pesar de que no quieres que acaben nunca por todo lo que disfrutas en el césped, y soltar los brazos, las piernas; soltarlo todo (además de por haber podido celebrar el cumpleaños de mi madre de esta manera tan feliz). Es imposible disimular tal alegría, de hecho ni voy insistir en que desaparezca. Muchísima gente, amiga de lo ajeno y la crítica fácil, aún seguía diciendo que somos el Sant Fost de siempre, el equipo que debe pelear por no quedar último; creo que poco más puedo añadir, aparte de comentar que después de esta victoria nos colocamos en “puestos Champions”. Por eso mismo solo os pido una cosa: SI ESTOY SOÑANDO, POR FAVOR, ¡NO ME DESPIERTEN!

lunes, 31 de octubre de 2011

Mollet 1-3 Sant Fost: ¿QUIÉN DICE QUE EL PORTERO NO ATACA?

DOMINGO 23 DE OCTUBRE DE 2011


¿QUIÉN DICE QUE EL PORTERO NO ATACA?

¡Por fin habíamos recuperado las ganas por jugar!¡Por fin habíamos encontrado el camino del gol y el del buen juego (aunque solo fuera en los últimos minutos del partido anterior)!

Después de muchas dudas volvimos a confiar en nosotros mismos y eso fue producto del resultadismo ofrecido el sábado anterior en nuestro campo, después de marcar 7 goles todo parece un camino de rosas y, como poco, te devuelve la energía perdida en anteriores derrotas.

El partido lo dominamos los 90 minutos de juego; bueno, los últimos minutos estuvieron muy reñidos. A pesar de todo esto, cerca del minuto 40 de partido encajamos el primer gol del partido, un bonito gol de falta fruto de una falta llevada a cabo por la impotencia de unas discusiones anteriores. Y eso es otra cosa a destacar, quizás la única nota negativa del partido, aunque bastante reiterante: las discusiones entre rivales. Es cierto y lógico que ante este tipo de partidos, un Mollet-Sant Fost, el segundo partido más importante del año para nosotros por detrás de Martorelles, la sangre fluya bien caliente. ¡Pero de ahí a pelearnos en casi cada jugada!¡Si la gran mayoría somos amigos, joder! Realmente aquí se te olvida si con quien te estás enfrentando has compartido grandes momentos personales fuera del fútbol y aquí te das cuenta que los conflictos entre compañeros de la selección española en los derbis Barça-Madrid no influirán en absoluto en sus relaciones personales: estoy seguro que todos se llevarán tal cual se llevaban antes de estas famosas tánganas. Yo, al ser de tercer año y, en principio, responsable, me dediqué a intentar evitar todas estas pequeñas trifulcas, pero fue inevitable: ninguna llegó a nada, pero no fue bonito.

Dejando en el olvido estas feas actitudes, nuestro juego se transformó, era irreconocible: siempre buscamos el pase fácil y rápido; de dos toques no pasamos, y el juego en defensa moviendo la pelota de lateral a lateral pasando por ambos centrales y el portero fue el inicio de nuestras ofensivas. Fue, sin duda alguna, la salida de balón, tranquila y premeditada, desde atrás a partir de la que llegamos a atacar tan sólidamente. En la segunda parte, sin prisas por la remontada, nos encontramos con un tempranero golazo rompiendo la defensa con dos pases rápidos y seguidos entre lineas al espacio, definido con un zambombazo a una altura inalcanzable para la posición en la que se encontraba el portero. Hasta el minuto 80 nuestros ataques fueron insaciable para la defensa "molletana" y así conseguimos marcar dos goles más: 1-3 en un campo difícil y con la felicidad de habernos repuesto del mazazo inicial.

Personalmente (y creo que conjuntamente también), hacía tiempo que no celebraba unos goles con tanta alegría: dejé soltar toda mi rabia y, al estar en el banquillo cuando se marcaron los dos últimos, recordé a famosos "sprinters de la banda" como José Manuel Pinto, Josep Guardiola y, sin duda el más grande y conocido por esto, Pepe Reina; fue un éxtasis incomparable con cualquier otra sensación.

Por último, debo recordar que nuestra gran victoria fue fruto de nuestro coordinación entre juego defensivo y juego ofensivo y por eso aún me queda una pregunta, después de ver lo importante que fue nuestro portero en el ataque del equipo ¿QUIÉN DICE QUE EL PORTERO NO ATACA?

domingo, 30 de octubre de 2011

Sant Fost 7-1 Lourdes: ¡NO SIEMPRE EL ARTE MÁS BELLO ES EL MÁS EFECTIVO!

SÁBADO 15 DE OCTUBRE DE 2011


¡NO SIEMPRE EL ARTE MÁS BELLO ES EL MÁS EFECTIVO!


Después de un desastroso inicio de temporada, un juego horrible, actitud olvidada y una vergüenza aclamadora dentro del campo, llegaba la segunda jornada de liga. No había sido una semana fácil, no solo en lo que al equipo, en el sentido grupal, se refiere, sino que individualmente no habíamos podido digerir esa derrota, 8 goles a 0 ante nuestro máximo rival. En los entrenamientos intentamos ayudarnos mutuamente, pero no fue fácil; psicológicamente estábamos muy tocados, empezando por el portero, que no veía ante sus múltiples fallos de la semana anterior (múltiples fallos suyos y de todo el equipo) un motivo para continuar adelante con la mismo alegría y felicidad de siempre.


Personalmente yo estaba muy mal, fue mi primera semana en la universidad y esa emoción de la novedad me hizo desconectar de todo lo demás, pero en los ratos libres en casa y en los entrenamientos de la semana estaba realmente hundido. Fue la desolación de un compañero, el portero, la que me hizo ver que así no íbamos a sacar nada de provecho y por eso no di mi brazo a torcer hasta hacerle ver que no había sido más que un pequeño bache y que no se repetiría más, aún sin yo estar convencido de ello.


Al día siguiente por fin llegó el partido. Nuestras referencias sobre ese equipo, la Lourdes, no eran de un equipo excesivamente bueno, pero sí de guerreros y eso nos preocupaba ante la posibilidad de saltar al campo tan mermados como en la primera jornada de liga.


El partido fue fácil para nosotros, en poco tiempo nos encontramos con tres goles de cara y el partido resuelto, pero con un fútbol realmente penoso, penoso en comparación con todo lo que hemos demostrado cuando hemos querido, el balonazo al delantero fue la base de nuestro juego, no el último recurso que hemos utilizado en contadas ocasiones y ante presiones del equipo contrario muy avanzadas. Todo balón que llegó a nuestros pies fue lanzado con dureza y brusquedad alejándolo de nuestra portería. Posiblemente fue el temor a la derrota con el que cargábamos todos por lo ocurrido siete días antes, pero estaba claro que el partido fue nefasto por ambas partes (qué decir de ellos que encajaron un abultado 7-1).


De mi partido personal destacaré lo difícil que me fue aguantar el tipo durante los 45 primeros minutos de juego sin salirme del partido y acabar haciendo una grave imprudencia, pero aguanté: mi marcador, o el jugador que debía marcar yo (depende como se mire), se pasó los primeros 15 minutos de partido golpeándome bien fuerte ante cada balón dividido y la media hora siguiente buscándome las cosquillas con miles y miles de insultos (me quedé sin familia a la que mentar); mi reacción, celebrar una gran victoria sacando a relucir toda mi rabia acumulada entre esos dos últimos partidos y demostrándole que Dios (si existe y es tal y como lo pintan) prima a la inteligencia y honradez antes que a la gente con doble rasero, o con uno solo, pero bien malicioso.


En definitiva y dejando por banda mi "no altercado" personal, a pesar de jugar un fútbol poco vistoso, nuestros balonazos arriba fueron los causantes de 7 grandes goles, por tanto ¡NO SIEMPRE EL ARTE MÁS BELLO ES EL MÁS EFECTIVO!

sábado, 8 de octubre de 2011

Martorelles 8-0 Sant Fost: ¡NO HUBO SUERTE, PERO SÍ AMISTAD!

SÁBADO 8 DE OCTUBRE DE 2011

¡NO HUBO SUERTE, PERO SÍ AMISTAD!


Amistad, eso que todos creemos tener pero nunca lo decimos demasiado alto por si acaso.

Hoy, después de muchos años sospechando y realmente creyendo que mi sentimiento de amor de amigo hacia esas personas con quienes tantos bonitos momentos he pasado era recíproco, me he dado cuenta que así es, ya lo puedo gritar a los cuatro vientos. ¡Soys gente de puta madre!

Esta paranoia sobre amistad, o no, todo el mundo consciente de lo que es la vida en sí, en su esencia, seguro que en algún momento de su vida también la habrá tenido. Es cierto que a veces, dadas ciertas circunstancias poco agradables con esos, los acompañantes en este viaje llamado vida, te planteas si realmente debéis seguir vuestros caminos unidos, o no, pero si son amigos de verdad todo acaba continuando como siempre, como de costumbre, como se merece la amistad.

Hoy, además de ser mi santo, se disputaba nuestro partido del año, el gran "derby" de fútbol de regional, categoría juvenil, del Vallès Oriental: Martorelles-Sant Fost. El resultado ha sido totalmente decepcionante para mi equipo, el Sant Fost, pero a uno le reconforta entrar al campo, a final de partido con una gran diferencia de goles en favor del Martorelles con el partido resuelto para ellos, y que una parte de la grada coree tu apellido y te anime al máximo.

Salir solo contra el mundo, de delantero centro, en busca de una utópica remontada, suele ser motivo de desánimo, pero con esta gente rodeándote no puedes permitirte dejar un poco de sangre dentro del vestuario, hay que echarle muchísimo valor para intentar hacer algo cuando todo tu equipo se asemeja más a 11 almas perdidas que a jugadores de fútbol, pero por esta gente se hace lo que haga falta.

Ya hace tiempo que me había dado cuenta que realmente son gente genial, estupenda, maravillosa, pero el gran detalle de hoy es superior a todo lo conocido anteriormente; me he dedicado a correr y correr para intentar recuperar alguna pelotita y poder marcar algún golito para la afición, para mis grandes amigos y solo me queda por pensar que, ¡NO HUBO SUERTE, PERO SÍ AMISTAD!